Consumo habitual de té ayuda a proteger el hígado
Un estudio científico de la Erasmus University Medical Center de Rotterdam (Países Bajos) publicado en la revista «Journal of Hepatology» (ver estudio) concluye que el consumo habitual de té o café puede servir para proteger al hígado de una fibrosis progresiva que derive en una enfermedad hepática avanzada.
El estudio, llevado acabo en Rotterdam, ha recopilado datos de 2.424 personas de 45 años en adelante que no hubieran sufrido enfermedades hepáticas. Todos los participantes se sometieron a una rigurosa evaluación física, incluyendo datos antropométricos, análisis de sangre e imágenes hepatológicas extraídas mediante una ecografía abdominal y una prueba que mide la rigidez hepática. Además, completaron un cuestionario para evaluar la frecuencia de consumo de hasta 389 alimentos. Entre otros, se solicitaba información sobre el consumo de té y café estableciendo tres categorías: ninguno, moderado (menos de tres tazas al día) y frecuente (más de tres tazas). En el caso del té se distinguió además entre té verde, té negro y otros.
Los hábitos de vida actuales y el sedentarismo han hecho mella en órganos como el hígado. Según afirma Louise Alferink, una de las autoras del estudio, “en las últimas décadas nos hemos desviado hacia hábitos de vida menos saludables, con más sedentarismo, menos actividad física y peores dietas”. Tal y como recuerda este estudio, las enfermedades hepáticas crónicas están directamente relacionadas con hábitos de vida poco saludables que pueden favorecer la aparición de cirrosis tras una fibrosis progresiva causada por la cicatrización del hígado.
Este cambio en el estilo de vida ha favorecido, no solo, una epidemia de obesidad, sino que también ha propiciado un rápido aumento de enfermedad del hígado graso no alcohólico, causando un daño hepático por la acumulación de grasa similar al que puede causar el consumo de alcohol.
Los autores aseguran que el consumo habitual de té y café, incluso el moderado, parece tener efectos beneficiosos sobre la prevención de la cicatrización del hígado incluso antes de que se haya desarrollado una enfermedad hepática.
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